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ENGLISH VERSION

Memorial for femicide victims, Berenice Vázquez, Mujer Es Más.

This week, a gender alert was called in my home town of Mexico City. This makes it the 19th Mexican state to do so. In my country, 9 women are killed each day, 57% of whom by their own partner. Femicides have become a recurring phenomenon, and walking alone in a street free of fear is little more than a daydream. Horrific accounts of abuse fill the news: just this past August, an underage girl walking home was offered an escort by four police officers, who proceeded to take turns raping her. We are sick and tired of this reality, and we will not take it any longer.

So we take to the streets.

When I say we, I need to express my eternal gratitude towards my sisters who remain at home. Being away and seeing these events occur only makes me want to come back and fight even more. Thank you for fighting for all of us.

But as I said, we take to the streets. And yes, monuments are graffitied and windows are shattered. Yes, material damage is done. Yes, we destroy the city.

And we will keep doing so. Because this seems to be the only way that anyone pays attention. We will keep going until our sisters and mothers can come home safely, until a lack of a text doesn’t make us wonder if the unimaginable has happened again.

But of course, the conversation that follows these marches is one that concerns itself with the violence, rather than the crisis every single Mexican woman is facing. A commentary on “an extreme movement that embarrasses the country,” where “that’s no way to protest” and how “there are other ways to do this.”

A few remarks to those who have deplored the actions of the women marching. “That’s no way to protest”. I find it hilarious how collective memory works. Because I assume that if you believe this is an unacceptable way to go about change, we must not have studied the same country’s history. Or are you here to claim that the independence that gave us national sovereignty was won through peaceful protests rather than the revolution we led? Because this is what this is: a fight for our independence, and a revolution.

“There are other ways to do this.” Trust me, we know. And we have tried them. However, you have found a way to ignore or ridicule every single one. When we dance in protest, we are greeted with mockery and chants urging us to strip. When a day of the dead altar to the victims of femicide was set up, it was completely ignored by the media. When we dare speak up about these issues, we are deemed “feminazis” and are systematically dismissed. However, when we take to the streets, you pay attention. Because we damage your defenseless patrimony.

May I point out the only patrimony you preserve is the inherent misogyny we have to deal with on a daily basis.

Lastly, I would like to point out that the monuments we graffiti and the windows we shatter are part of a country that is also our own, and that we love and cherish. If we destroy them, it is not without pain. We do it out of love for our country, because we know we can, and should do better. But the mere fact that your outrage is directed towards the women marching rather than to the systemic violence that claims thousands of lives every year shows the problem. “I wish I was a wall so you’d be outraged when I was touched without consent.”

I get to go back home in a few weeks. And as excited I am to do so, I am just as saddened to find a country where I cannot walk down the street without fearing for my life, in a quite literal sense. I want to live in a world where I can go out with friends and be sure all of them will get back home. I want to be able to decide whether or not I will settle in my home country without having to consider if I am willing to risk my safety, and that of my future family.

I am Mexican, and could not be more proud of it. I am a woman, and could not be more proud of it. I want to be both, and have it not be a contradiction.

 

“But if a strange enemy should dare

to profane your ground with his step,

think, oh beloved motherland, that heaven

has given you a soldier in each of your sons

[…]

Oh motherland, before your children

defenseless bow to the yoke

May your fields be watered with blood

may they trod upon blood

May your temples, palaces & towers

collapse with horrid clamor

and their ruins live on to say

Of a thousand heroes this motherland was”

Might I add, heaven has given you a soldier in each of your daughters too.

The angel of independence after a women’s march held in August, La República

SPANISH VERSION

Esta semana, se declaró una alerta de género en la Ciudad de México, mi hogar de toda la vida. Esto lo vuelve el decimonoveno estado mexicano en hacerlo. 9 mujeres son asesinadas diario, 57% de estas por su pareja. Los feminicidios se han transformado en un fenómeno recurrente, y caminar sola en la calle sin miedo no es más que un sueño. Relatos aterradores de abusos plagan las noticias. Para dar uno solo de los cientos de ejemplos: en agosto de este año, una menor iba caminando a casa cuando una patrulla le ofreció acompañarla. Los cuatro oficiales se turnaron para violarla. Estamos hartas y agotadas de vivir esta realidad, y ya no nos vamos a quedar calladas.

Entonces, tomamos las calles.

Cuando digo nosotras, tengo que expresar mi gratitud a mis hermanas que están en México. Estar fuera y ver estos eventos nada más me hace querer regresar y pelear aún más. Gracias por pelear por todas nosotras.

Pero como dije, tomamos las calles. Y sí, pintamos monumentos y rompemos ventanas. Sí, hay daños materiales. Sí, destruimos la ciudad.

Y seguiremos haciéndolo. Porque parece que esta la única manera en la que nos ponen atención. Seguiremos hasta que nuestras madres y hermanas puedan regresar a salvo a casa, y hasta que la falta de respuesta a un mensaje no nos haga pensar que lo inimaginable ha vuelto a ocurrir.

Pero por supuesto, la conversación que sigue estas marchas, en vez de tornar alrededor de la crisis que cada mujer mexicana debe enfrentar diario, torna alrededor de la violencia de “un movimiento extremista que  debería de darle vergüenza a México”. “Esa no es manera de protestar”. “Hay maneras”.

Entonces, aquí van algunos puntos para los que han deplorado las acciones de las mujeres en las marchas.

“Esa no es manera de protestar”. Que risa me da como funciona la memoria colectiva. Porque supongo que si crees que esta es una manera inaceptable de protestar, no llevamos la misma clase de historia. ¿O me vienes a decir que la independencia que nos dio soberanía nacional se logro con protestas pacíficas y no con una revolución? Porque esto es lo que está pasando: una lucha por nuestra independencia, y una revolución.

“Hay maneras.” Créeme, sabemos. Y las hemos intentado. Pero parece que encuentran una manera de ridiculizarlas o ignorarlas todas Cuando bailamos en protesta, nos reciben con burlas y gritos pidiendo que nos desnudemos. Cuando ponemos un altar de día de muertos para las víctimas de feminicidios, es completamente ignorado. Cuando osamos hablar sobre estos problemas y reclamar un cambio, nos tachan de “feminazis” y somos sistemáticamente ignoradas. Pero cuando tomamos las calles, ponen atención, porque Ay! Pobre patrimonio.

Cabe recalcar que el único patrimonio que defiendes es el machismo con el que tenemos que lidiar diario.

Por último, me gustaría decir que los monumentos que pintamos y las ventanas que rompemos son parte de un país que también es nuestro, que amamos y queremos. Si los destruimos, no es sin dolor. Lo hacemos por amor a la patria, porque sabemos que podemos, y debemos ser mejores. Pero el simple hecho que tu escandalización es hacia las mujeres marchando y no hacia el sistema de violencia que toma miles de vidas al año, muestra el problema. “Ojalá hubiera nacido pared para que te indignaras cuando me toquen sin consentimiento”.

Regreso a México en unas semanas, Y aunque esté extremadamente feliz de poder regresar al país que amo tanto, estoy igual de triste de volver para encontrarme con un país donde no pueda caminar por la calle sin tener miedo a la muerte, de manera muy literal. Quiero vivir en un mundo donde pueda salir con mis amigas y saber que todas llegaran bien a sus casas. Quiero poder decidir si quiero vivir en mi país sin tener que considerar si estoy dispuesta a poner en riesgo mi seguridad, y la de mi futura familia.

Soy mexicana, y extremadamente orgullosa de serlo. Soy mujer, y extremadamente orgullosa de serlo. Quiero ser ambas, y que no sea contradicción.

“Más si osare un extraño enemigo

Profanar con su planta tu suelo

Piensa, oh patria querida, que el cielo

un soldado en cada hijo te dio.

[…]

Antes patria que inermes tus hijos

Bajo el yugo su cuello dobleguen

Tus campiñas de sangre se rieguen

Sobre sangre se estampe tu pie.

Y tus templos, palacios y torres

Se derrumben con hórrido estruendo

Y suis ruinas existan diciendo:

De mil héroes la patria aquí fue”

Y cabe recalcar, que el cielo un soldado en cada hija te dio.

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Maria Lee

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